Otra forma de hacer Bonsai

     Un ejercicio muy didáctico es el contemplar arboles y buscar su posible transformación a bonsai, este artículo trata precisamente de esto, a partir de una foto intentaré esquematizar y encontrar un posible bonsai, esto es totalmente subjetivo y cada uno puede ver otro diseño, os invito a que lo hagais. Está basado en una excursión que hicimos a una zona de Menorca donde habitan grandes sabinas (Juniperus phoenicaea), algunas de ellas alcanzan más de tres metros de altura, cosa poco común con esta especie aquí en la isla. Es espectacular lo que la naturaleza ha hecho con ellas, nebaris impresionantes, trabajos de leña seca inmejorables, que difícilmente podremos imitar con herramientas. 
     Invitan a ser modeladas en el mismo lugar, seria un goce poder formar y alambrar ejemplares de estas dimensiones para poderlas visitar posteriormente, pero lo que es innegable es su belleza sin nuestra intervención y que de su contemplación podemos aprender mucho.

     Esta fotografía corresponde a un trozo de madera muerta de una sabina, su tamaño es considerable. Si lo observamos podremos ver como las inclemencias han trabajado sobre la madera con el paso de los años: curvas, superficies lisas, ramas puntiagudas y con hendiduras donde la madera es más blanda. Esto es lo que deberemos de intentar imitar con las herramientas, procurando que sea lo más natural posible. Y por supuesto tratar con sulfuro cálcico para proteger la madera y darle un color más atractivo.

 Aquí vemos las proporciones.

En las sabinas, así como en la mayoría de Juniperus carecemos de nebari interesantes, normalmente el tronco se hunde en la tierra sin mostrar raíces, en esta base de unos 35 cm. de diámetro tenemos un nebari perfecto y precioso, envidia de todo aquel que posea una sabina. Estamos contemplando ejemplares irrecuperables por su tamaño y zona donde viven, puesto que en otras fotografías podéis ver la longitud de las raíces, dadas las condiciones del suelo.

 


    Esta sabina está muerta desde hace dos o tres años, todavía posee la ramificación fina seca, que con el paso del tiempo desaparecerá por la fuerza del viento. Claramente es un fukinagashi y de él podemos aprender la bella curvatura que adoptan las ramas castigadas continuamente por la tramontana (fuerte viento del norte que tenemos con frecuencia en Menorca). Si tuviéramos la oportunidad de modelarla podríamos reducir la rama de la izquierda dejándola como jin y que continuara con shari en el tronco, y de las ramas de la derecha seleccionaríamos las más interesantes para hacer un espectacular barrido por el viento.

 

         

     Aquí el viento ha se ha encargado de hacer parte del trabajo, puesto que en la parte de la izquierda carece de ramas, por lo que dirigimos todas las ramas hacia la misma dirección, con lo que conseguimos un fukinagashi.

                          

     Esta sabina la podríamos modelar como un moyogui, se puede aprovechar la rama muerta de la derecha a pesar de se algo larga, pero creo que armoniza con la dirección del tronco y no llena un espacio. La primera rama de la derecha nace hacia arriba, pero me gusta porque da movimiento, dejamos una rama posterior para dar profundidad, la primera de la izquierda ya la tenemos bien situada y la bajamos algo. Con el ápice no tenemos problema puesto que disponemos de ramas para crearlo. El conjunto queda equilibrado y elegante.


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